Hoy en día, la matrícula es un elemento que aparece obligatoriamente asociado a cualquier tipo de vehículo, pero no siempre fue así. Mientras que el primer automóvil alimentado por gasolina salió del taller en 1885, no fue hasta el siglo XX cuando aparecieron las primeras matrículas identificativas.

Esto tiene una explicación: en sus inicios, eran tan pocos los automóviles que circulaban por las carreteras que no había una necesidad de identificarlos. A medida que su uso se fue haciendo más extensivo y empezaron a producirse los primeros accidentes y los primeros conflictos con las aseguradoras de aquella época, fue necesario comenzar a identificar a cada vehículo y propietario y, de este modo, surgieron las primeras matrículas.

En España, los primeros ejemplares de este distintivo (entre el año 1900 y 1970) llevaban el indicativo de la provincia a la que pertenecían seguido de 6 números. Los siguientes modelos (entre el año 1971 y el 2000) tenían el indicativo de la provincia, 4 números y dos letras, que no podían ser ni Q ni Ñ, para evitar combinaciones malsonantes. Del año 2000 en adelante, se ha implantado en España la placa distintiva consistente en el sistema europeo de 4 números seguidos de 3 letras, todas con una “E” a la izquierda, perteneciente a España.

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